El Aula Magna de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba ha acogido una nueva sesión de ‘Diálogos con la Cultura’ dedicada a las representaciones contra el mal de ojo y la envidia en los mosaicos romanos. El acto ha estado presentado y moderado por Desiderio Vaquerizo Gil, Catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba. En esta ocasión, han intervenido Luz Neira Jiménez, Profesora Titular de Historia Antigua de la Universidad Carlos III.


La profesora ha comenzado su intervención refiriéndose a que “son muchos los autores antiguos que nos hablan de las creencias en el mal de ojo”. En relación a estas creencias, Luz Neira ha subrayado que ha habido mecanismos para neutralizarlas, “temerosos de las consecuencias nefastas que  éste podría producir".


La profesora se remontó al pasado mitológico para tratar la creencia en el mal de ojo en el mundo antiguo producida por la envidia. En este sentido, afirmó que la figura de Medusa, pasó de ser una imagen causante del mal, a convertirse en un símbolo apotropaico que intenta proteger contra el citado mal. “A partir de esta hazaña de Perseo, Atenea aparece protegida por la cabeza de Medusa. La figura de Medusa se convierte en una representación apotropaica” afirmó Luz Neira subrayando cómo era habitual que la cabeza de Medusa presidiera el centro de los mosaicos en los pavimentos de acceso al vestíbulo de la casa “para proteger no sólo a la casa, sino a sus habitantes”.


Neyra puso de relieve que estos mosaicos presiden estancias de las viviendas pertenecientes a las “propiedades de los miembros de la élite, de los más poderosos, expresando sus inquietudes y temores". También expuso cómo aquellas personas pertenecientes a las clases privilegiadas y que poseían más propiedades, “estaban más inquietos ante la posibilidad de que el mal de ojo arruinara su vida”.


En relación a la iconografía del mal de ojo en el mundo romano, la profesora aludió a cómo, en algunos mosaicos, “se representa el ojo con animales como serpientes y búhos o lechuzas”. Asimismo se refirió a los testimonios que evidencian la existencia de temores causados por “la envidia o la mirada maligna del envidioso”, los cuales aparecen en inscripciones presentes en diversos mosaicos.


Su intervención concluyó subrayando cómo la obsesión por ahuyentar el mal de ojo y el temor por parte de los miembros de la élite “no tienen una época concreta e incluso perduran tras la dominación del cristianismo”.

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